Historias de esperanza

HISTORIAS DE ESPERANZA

Del 99% de nuestra población que llegó con conocimientos escolares nulos y sin saber leer ni escribir, el 95% ha sido alfabetizada y se encuentra actualmente recibiendo los talleres del programa educativo de LCF.  

De los jóvenes que han completado nuestro programa educativo alrededor de un 80% ha logrado salir de su situación de trabajadores ambulantes, consiguiendo empleos fijos y más seguros, y que les permiten seguir avanzando en sus planes de vida.

En la cultura machista en la que han crecido los niños y las niñas (cf. Comunidad) nos sentimos muy orgullosxs de los logros que hemos obtenido en La Casa de las Flores, logros como:

Las niñas y los niños se sientan juntos a realizar todas sus actividades (Alimentación, estudio, juego, descanso, talleres, etc.) Sin hacer ningún tipo de división. 

Los niños han dejado atrás el comportamiento y los comentarios misóginos e irrespetuosos que solían tener en un principio para las niñas y las mujeres del equipo.

Los niños y las niñas juegan, conversan y coexisten de forma armónica y familiar sin discriminación de género. 

Las niñas realizan actividades que en su cultura son vistas como masculinas, siendo éstas el estudio, el derecho al descanso y al juego. Los niños a su vez llevan a cabo actividades consideradas como femeninas, por ejemplo, las tareas de limpieza, cocina y el derecho a la liberación emocional siendo ésta de modo oral o expresión artística. 

La primera generación de niños que pasó gran parte de su infancia en LCF y que comenzó su propia familia se deshizo de los valores negativos hacia el género femenino que son comunes en su cultura, es decir en lugar de lamentarse se alegraron del nacimiento de sus hijas y les otorgaron las mismas oportunidades que a sus hijos varones. Así como también desarrollaron modos de liberar su enojo que no fueran recurrir a la violencia intrafamiliar y no le negaron a sus esposas el derecho al trabajo o al tener amistades.

Testimonio

La primera vez que llegue aquí me gusto, fue atreves de mi esposo Juan, que el venia aquí desde que era niño así fue como conocía a Claudia, tiempo después me ofreció trabajo en el bazar, después como educadora, por un tiempo, después nos regresamos con mi esposo a trabajar a Cancún y deje de venir, cuando regresamos otra vez a San Cristóbal volvimos a venir a LCF,  me ofrecieron trabajo de nuevo en el bazar y acepte con mucho gusto. Agradezco a La Casa de Las Flores la oportunidad que nos ha dado digo así, porque primeramente fue a mi esposo y luego a mí, en lo personal me ha ayudado mucho como persona, porque he aprendido mucho, a socializar con los niños y con las demás compañeras podemos platicar de lo que nos pasa y nos comprendemos. Por ejemplo yo veo que mi esposo a cambiado mucho en su actitud, cuando nos enojamos, él mejor se va y regresa más tranquilo y podemos platicar mejor, eso lo aprendió aquí porque así le han dicho, también veo que el trato y el cuidado que le da a nuestros hijos es diferente a como él lo trataron de niño.

-Eva 24 años.

 

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