El viernes 12 de abril se celebró los 10 años de La Casa de las Flores. Estuvo un día muy especial donde vinieron lxs niños y niñas, el equipo pero también todos los niños y niñas y las personas que participaron a lo largo de diez años a nuestro hermoso proyecto. Comida, juegos, castillo inflable, mariachis, estuvo una fiesta hermosa llena de emoción y reencuentros.
“A recordar los viejos tiempos con los amigos… hay mucha emoción hoy”, dice José Luis, 18, ex-alumno de La Casa. “Claudia (la fundadora ndlr) me apoyó bastante. Gracias a La Casa se leer y escribir y tengo un buen trabajo en una tienda de cobijas.”
“Lo que más me gusta de La Casa de las Flores es que ayudan a niños de la calle. Hay muchos niños que realmente necesitan amor y cariño. La Casa de las Flores es todo, aquí reciben mucho apoyo”, dice Eva, colaboradora y amiga de La Casa.
Ayudar lxs niños y niñas trabajadores o en situación de calle es la razón principal por la cual fue fundada esta casa.
“Cada mes, cada año han sido aprendizaje tremendo, intenso y constante. Desde el principio tuvo que ser algo muy fácil de replicar con principios muy básicos y una autosustentabilidad muy viable. Donde el apoyo local fuera fundamental para el cuidado y el acompañamiento, porque una casa como esta se abre con el principio de que sea una casa familiar donde acompañamos y cuidamos ”, dice Claudia, fundadora de La Casa de las Flores.
Cuidado físico, cognitivo, altruista, emocional y del medio ambiente… los 5 pilares de nuestro proyecto y el hilo conductor a lo largo de estos diez años.
Cada alumno, cada voluntario, cada mujer y hombre que pasaron la puerta de La Casa de las flores tiene un recuerdo, un momento que le marcó hasta ahora.
“Mi recuerdo más lindo aca estuvo cuando terminamos de construir el vivero atrás. Cuando lo terminamos de construir lloré porque fue un trabajo durísimo, pesadísimo. Más de un mes de trabajo con la última semana donde 4 chicos grandes vinieron a ayudarnos. Nos estábamos diciendo “no vamos a fallar a Claudia, a La Casa de las Flores” y a la final lo logramos. Fue muy duro pero muy bonito”, dice Héctor, “Palo”, colaborador y gran amigo de La Casa.
“Lo que mas me impacto fue no darme cuenta al inicio de la influencia que tuve sobre estos niños”, dice Mary, ex-profesora, cocinera y colaboradora de La Casa. “Ya mas grande me llaman en las calles para decirme como estan sus vidas. A mi y Claudia nos cuentan cómo sus vidas han cambiado porque tomaron las clases en La Casa de las Flores. Vi muchos niños que se fueron del estado, rompiendo con el ciclo de pobreza.”
“Me siento muy emocional hoy porque se siente como un milagro. Todo eso fue construido con el amor de Claudia… lo que ella hizo en diez años, con la enfermedad y los obstáculos… si este proyecto podría ser multiplicado, beneficiara a mucha gente,” dice Mary.
Las personas que se sumaron al equipo de maestrías, mentores, artistas, cocineras impactaron y marcaron para siempre los niños y niñas que vinieron a La casa de las flores a estudiar. Esta fiesta de diez años fue una retrospectiva muy impresionante del poder de la conexión humana que quisiera crear Claudia a lo largo de diez años con La Casa de las Flores.
“Cuando llegué aquí todo fue muy lindo, la profesora fue una excelente persona, siempre estuvo al pendiente nos apoyó en muchas cosas”, dice Lucy, ex-alumna. “Mi recuerdo más lindo fue pintar y aprender a usar la camara para hacer fotos. Estuvo muy divertido nunca hubo violencia ni nada. Hasta ahora me gusta el tema de las fotos. Me siento feliz de estar aquí porque no pensé que La Casa existía todavía.”
“Cuando entremos empezemos a jugar y aprender cosas que no sabía y eso me encanto. Todo lo que se ahorita lo aprendi aqui, me enseñaron a leer y eso me cambio”, dice Tiana, 15. “Conocí muchas personas buenas aqui. Claudia la quiero mucho, como una mamá, porque mi mama ya no está.”
“Es una satisfacción poder afirmar que hacer las cosas a pequeñas escalas funciona porque hemos podido sostenernos a lo largo de los 10 años con patrocinadores, privados, con personas que pasan, con conciencia y sensibilidad. Y verlo ya materializados en 10 años es una satisfacción bien grande. Saber que hemos podido servir y acompañar tantos chavos y chavas que lo han necesitado, y poder seguir en contacto con ellos”, dice Claudia
“Se cierra un ciclo de 10 años y se abre un otro que nos están requiriendo aprendizaje nuevos y igual de intensos. Que bueno que se está sumando tantas nuevas personas al equipo.”