Chiapas : el acceso a la seguridad alimentaria

Chiapas : el acceso a la seguridad alimentaria

Viernes 17 de mayo, 2019

En una región donde 51.5% de la población vive en localidades rurales y 31.5% de la población total es indígena, el Chiapas es evidente que entre el 76 y 89% de su población está también en situación de inseguridad alimentaria.

¿Qué es la seguridad alimentaria?

 

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) hay seguridad alimentaria cuando: “todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades y sus preferencias, a fin de llevar una vida activa y sana”.

 

Según el reporte “Inseguridad alimentaria y vulnerabilidad social en Chiapas: el rostro de la pobreza” escrito por Julio C. Martínez-Rodríguez, Néstor R. García-Chong, Laura E. Trujillo-Olivera y Lucio Noriero-Escalante :

 

La inseguridad alimentaria (IA) existe cuando (…) la posibilidad de adquirir alimentos en formas socialmente aceptables es limitada o incierta. Las categorías más acentuadas de IA (moderada y severa) representan un total de 40%, (…) 445,706 hogares tuvieron que reducir la cantidad de alimentos consumidos, o en el peor de los casos (…) algún adulto o niño se quedó sin comer en todo un día.”

¿Cuáles son las razones de cifras tan altas?

 

Según el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), el ingreso promedio por hora de trabajo en Chiapas es de 18.8 pesos contra 29.3 pesos en el resto del país.

 

México se encuentra también en situación de dependencia alimentaria. Productos como maíz, frijol, trigo o arroz ven sus precios aumentar y su producción disminuir, orillándonos a la continua importación de estos productos.  

 

Además, desde los años 1980, México y el Chiapas vieron la implementación de nuevas maneras de comer: alimentación rápida, bebidas gaseosas y refrescos… una dieta que lleva a grandes carencias alimentarias y una sobredosis de grasa y azúcar.

 

Según el reporte “Inseguridad alimentaria y vulnerabilidad social en Chiapas: el rostro de la pobreza” hay también una razón cultural que puede explicar estas cifras:

 

En poblaciones rurales indígenas de Chiapas, se documentan rasgos de discriminación por género; cuando la comida escasea, la madre sacrifica su aporte alimentario y el de las hijas en beneficio de los hijos varones, ofreciendo trato preferencial al páter familia. Esta distribución alimentaria desigual está asociada a sobre mortalidad femenina. Una niña desnutrida será mujer e inevitablemente madre desnutrida, que engendrará eventualmente a un bebé desnutrido.

 

El proceso no es aislado, se acompaña de otras características deficitarias en acceso y disponibilidad alimentarios, particularmente riesgoso para la población rural de alta concentración indígena. Los determinantes de la salud alimentaria se ubican en procesos sociales, reconocidos como determinantes: la estructura social, la pobreza, el género y la etnia.

Una solución : la educación

 

Viendo esta problemática, La Casa de las Flores decidió actuar a nivel comunitario e inmediato. En nuestra casa tenemos un vivero que cuenta con una gran variedad de frutas, plantas y vegetales. Este vivero es la esencia, la base de nuestro programa educativo, el cual se llama “del huerto a la cocina”.

 

Con el vivero los niños y las niñas aprenden cómo sembrar semillas, cómo cosechar y cuáles son los nutrientes que se pueden encontrar en los diferentes alimentos que sembramos aquí. Los y las sensibilizamos al cuidado físico (uno de nuestros cincos pilares) y al bienestar a través de actividades manuales.

También implementamos un programa de mentoras en la cocina. Los voluntarios y las voluntarias de La Casa de las Flores preparan comida sana y económica con un niño o una niña que participa de manera voluntaria. El o ella aprende a cocinar con productos orgánicos y aprende a manejar y presupuesto, necesario para hacer sus compras alimentarias. 

Un trabajo educativo que nos permite asegurarnos que los niños y las niñas que vienen a La Casa de las Flores tienen acceso a una comida nutritiva y sana, a pesar de seguir aprendiendo a leer y escribir.